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El Bautismo con el Espíritu Santo y Fuego

Noticias Manmin   No. 52
6885
Agosto 30, 2009


"Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3:11)

El bautismo con fuego se da cuando el fuego del Espíritu Santo desciende y el poder de Dios nos es concedido. Cuando derribamos los muros de pecado y agradamos a Dios con nuestras alabanzas y oraciones, la naturaleza pecaminosa es desechada, las enfermedades son sanadas, y todo tipo de problemas recibe solución.

Por tanto, ¿qué es el "bautismo en el Espíritu Santo y fuego", y cómo podemos recibirlo? Para el pueblo de Dios, el bautismo en el Espíritu Santo es el primer paso para llegar a ser un cristiano. Mientras se recibe el bautismo por fuego diariamente, al igual que los creyentes de la iglesia primitiva, anhelamos la segunda venida del Señor y somos fieles hasta el fin.

1. La importancia del Bautismo en el Espíritu Santo

Luego de empezar a asistir a la iglesia de manera regular y de llegar a ser un creyente, a los cristianos actualmente se les enseña y bautiza de acuerdo a las normas de la denominación y al orden de la iglesia a la que asisten.

Este tipo de bautismo para nuevos creyentes se realiza con agua, la cual simboliza la Palabra de Dios. De acuerdo a la Biblia, ser bautizado con agua simboliza que uno ha aceptado a Jesucristo como Salvador y Señor, y ha recibido el derecho para llegar a ser un hijo de Dios. El bautismo en agua es un símbolo de la limpieza de nuestros pecados y de que hemos llegado a ser hijos santos de Dios. En el tiempo del Antiguo Testamento, la gente recibía la salvación de acuerdo a sus obras de obediencia de la ley, por tanto eran circuncidados físicamente como una señal de que eran pueblo de Dios. Pero en los tiempos del Nuevo Testamento, aquellos que aceptaban a Jesucristo recibían el don del Espíritu Santo, y sus corazones eran circuncidados, lo cual significaba que pasaban por una transformación interna. Luego, a través del bautismo en agua, ellos proclamaban y testificaban que habían llegado a ser hijos de Dios.

El bautismo en agua es simplemente un acto simbólico de salvación para aquellos que han aceptado a Jesucristo, por lo tanto, aunque alguien se haya bautizado en agua, si no recibe el Espíritu Santo, no podrá ser salvo.

Debido a que se nos concede el don del Espíritu Santo cuando abrimos nuestros corazones y aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, es más correcto que seamos bautizados en agua "después" de recibir al Espíritu Santo. Sin embargo, algunos creyentes se bautizan en agua primeramente, y luego reciben el Espíritu Santo. Lo importante no es qué tipo de bautismo recibimos primero, sino que, como hijos de Dios, recibamos el Espíritu Santo para que podamos ser verdaderamente salvos (2 Corintios 1:21-22).

2. Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego

¿Qué debemos hacer para recibir el Espíritu Santo? Primeramente, debemos entender por qué Jesús es nuestro Salvador y por qué necesitamos creer en el Señor Jesús para ser salvos. También debemos arrepentirnos de todos los pecados cometidos en este mundo, pero debemos reconocer que el mayor pecado es no creer en Jesucristo ni arrepentirnos por ese pecado. Luego debemos abrir nuestro corazón, creer, y aceptar a Jesús como nuestro Salvador. Entonces podremos recibir el Espíritu Santo como un don de Dios (Hechos 2:38).

El bautismo en el Espíritu Santo es el mayor testimonio de salvación (Juan 1:12). El simple hecho de asistir a la iglesia no garantiza nuestra salvación ni el boleto para entrar en el Reino de los Cielos. No importa por cuánto tiempo una persona ha asistido a la iglesia, esta solamente podrá adquirir la certeza de su salvación después de recibir el Espíritu Santo. Solamente después de que hemos nacido de nuevo por agua y el Espíritu Santo se escribirá nuestro nombre en el libro de la vida, y únicamente después de recibir el Espíritu Santo podremos llamar "Abba Padre" a Dios y creer que Él responderá nuestras oraciones. Debido a que el Espíritu Santo nos convence de nuestros pecados y nos enseña acerca del camino de justicia y del último juicio, debemos sentir la fuerte necesidad de desechar nuestros pecados y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.

Cuando recibimos el Espíritu Santo somos perdonados de nuestros pecados y llegamos a ser hijos de Dios, pero esto no significa que nuestra naturaleza pecaminosa desaparece. Solamente cuando nos esforzamos constantemente para desechar nuestros pecados y tratar de caminar en la Luz, alcanzaremos la salvación completa. Aunque hayamos recibido el Espíritu Santo y ganado el derecho para recibir salvación, si continuamos viviendo en medio del pecado y en amistad con el mundo, no seremos diferentes que la gente de este mundo.

Por lo tanto, desechar el pecado, llegar a ser santificado, y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios no pueden cumplirse con un simple bautismo del Espíritu Santo. Debemos mantener nuestros corazones llenos del Espíritu Santo en todo tiempo y ser bautizados con fuego cada día para recibir el poder para vencer al mundo oscuro mediante la fe.

3. El Bautismo con fuego y las obras del Espíritu Santo

El bautismo con fuego se da cuando el fuego del Espíritu Santo desciende sobre nosotros y el poder de Dios nos es concedido. Cuando somos bautizados con fuego, el fuego santo quema nuestras enfermedades y la naturaleza pecaminosa, y el Diablo enemigo se aparta de nuestras familias, trabajo, y negocios.

Cuando somos bautizados por el Espíritu Santo, somos lavados de todos nuestros pecados. Pero debido a que las raíces permanecen en nuestro corazón, quizás no podamos vivir completamente de acuerdo a la Palabra de Dios, y el enemigo Satanás aún podrá acusarnos de nuestros pecados, así como traer enfermedades, tribulaciones, o problemas a nuestros hogares y lugares de trabajo.

Es por esto que aun después de recibir el Espíritu Santo y de llegar a ser hijos de Dios, debemos ser bautizados con fuego constantemente, dejar que las raíces de pecado sean consumidas por el fuego del Espíritu Santo, esforzarnos por la santificación, y caminar en la Luz. Al hacer esto nuestros hogares y lugares de trabajo estarán protegidos con los poderosos muros del Espíritu Santo. Debido a que el Espíritu Santo no tendrá nada de qué acusarnos, las pruebas y aflicciones se alejarán de nuestras vidas, y podremos disfrutar siempre de las bendiciones de Dios en todas las áreas de nuestra vida.

Al igual que el fuego que quema y destruye, cuando somos bautizados con el fuego del Espíritu Santo, las enfermedades humanas y la naturaleza pecaminosa de nuestros corazones se queman, y entonces todo problema presente en nuestras vidas recibe solución. De este modo, si Dios nos rodea con el fuego del Espíritu Santo, los espíritus malignos, incluyendo al Diablo enemigo, no podrán acercarse a nosotros sino que huirán de nosotros. Si el fuego del Espíritu Santo toca los espíritus malignos, incluyendo al Diablo enemigo y Satanás, estos pierden su poder y se paralizan al igual que seres inertes.

¿Qué debemos hacer para ser bautizados con fuego constantemente? El bautismo con fuego nos es concedido cuando estamos llenos del Espíritu Santo, de modo que debemos primeramente destruir los muros de pecado construidos entre nosotros y Dios. Es por eso que lo primero que debemos hacer durante las reuniones de sanidad divina es destruir los muros de pecado mediante oraciones de arrepentimiento. Luego oramos por la inspiración, influencia, y plenitud del Espíritu Santo. Por último, hacemos la oración por los enfermos. Solamente así el fuego del Espíritu Santo quemará toda enfermedad, eliminará todo pecado, y nuestras oraciones recibirán respuesta.

Para poder ser bautizados con fuego, debemos ofrecer alabanzas y oraciones que sean de agrado para Dios. Si almacenamos la fragancia de las alabanzas y oraciones que pueden mover el trono del Cielo, el fuego del Espíritu Santo descenderá sobre nosotros y podremos desechar todo atributo pecaminoso y recibir la solución para nuestros problemas diversos. De este modo, podremos llegar a santificarnos, y llegaremos a ser hijos verdaderos dignos de recibir el poder de Dios para que muchas almas sean conducidas a Su camino.

Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Yo ruego fervientemente que ustedes sean bautizados con fuego y preparados para los tiempos finales, que tengan aceite en sus lámparas mientras conducen a muchas personas hacia el camino de Salvación, y mientras llegan a ser verdaderos creyentes que disfruten de gloria tan radiante como el sol cuando estén en el Reino de los Cielos.


 

 

 
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