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El poder del Espíritu Santo

Noticias Manmin   No. 25
7261
Julio 13, 2008


“...Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados\; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos...” (Hecho 2:1-4)

Después que Dios prometió dar a Sus hijos “otro Consolador” (Hecho 1:4-5\; Juan 14:16), el Espíritu Santo vino a morar en sus corazones y en ellos el Espíritu Santo lleva a cabo Su ministerio como el “Espíritu consolador”. El Espíritu Santo enseña la verdad a los hijos de Dios así como lo hace un maestro, los ayuda cuando están débiles como lo hace una madre, y los capacita para permanecer en su camino con fe. Hasta el momento que los hijos de Dios llegan a las puertas del cielo, el Espíritu Santo camino al lado de ellos sin distraerse y sin rendirse.
Solamente cuando los hijos de Dios son fortalecidos por el poder del Espíritu Santo pueden convertirse en hombres de espíritu y de espíritu perfecto (1 Tesalonicenses 5:23).





1. Tenemos que buscar de todo corazón al Espíritu Santo si queremos recibir Su ayuda

En Hechos 2:38 Pedro nos dice, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados\; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Debido a que el Espíritu Santo es el sagrado Espíritu de Dios Mismo, Él no puede morar en un corazón pecador. Todo aquel que se arrepiente de sus pecados, acepta a Jesús como su Salvador, y recibe entonces el perdón de sus pecados, este individuo puede recibir al Espíritu Santo como un don de Dios. Jesús nos recuerda en Lucas 11:13, “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.
Sin embargo, incluso después que alguien ha recibido al Espíritu Santo, el grado de Su ayuda varía dependiendo de cuánto el individuo busca y desea al Espíritu Santo. Por ejemplo, dependiendo del grado al cual las personas deseen ser llenos del Espíritu Santo, los niveles a los cuales se llenan de Él varían de una persona a otra. “Ser llenos del Espíritu Santo” se refiere a “el estado en el cual el Espíritu Santo mora en un individuo y lo capacita, por medio de la verdad en su corazón, a sentir y experimentar el reino espiritual”. En otras palabras, el Espíritu Santo hace posible que esa persona en la cual Él reside, pueda sentir y experimentar el reino espiritual en el cual no hay pecado sino solamente paz, gozo y agradecimiento.
A fin de ser llenos del Espíritu Santo, nuestros corazones tienen que ser preparados y nosotros tenemos que buscarlo con un deseo intenso. Para preparar nuestros corazones, tenemos primero que derribar el muro de pecado que existe en nuestra relación con Dios. Por lo tanto, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y le buscamos a Él con un corazón apasionado, podemos ser llenos con el Espíritu Santo.
A los que le buscan apasionadamente, el Espíritu Santo siempre les da gracia y llena sus corazones. Así como necesitamos mantener el fuego encendido a fin de mantener el agua hirviendo, permanecer con la llenura del Espíritu requiere que nosotros busquemos Su ayuda sin cesar. Podemos permanecer llenos del Espíritu Santo cuando clamamos a Dios en oración, lo alabamos con el corazón y lo adoramos en espíritu y en verdad.
Sin embargo, con el paso del tiempo, algunas personas pueden perder la llenura del Espíritu Santo. Esto se debe a que no buscan apasionadamente Su ayuda y, al perder la llenura que habían recibido y experimentado, sus corazones vuelven a quedar fijados de nuevo en el mundo. Si alguien anhela el cielo, no solamente tiene que buscar siempre la ayuda del Espíritu Santo sino también tiene que orar intensamente para permanecer lleno de Él.

2. Cuando el Espíritu Santo viene a nosotros, podemos recibir poder.

El Espíritu Santo nos fortalece para que podamos orar. Por supuesto, uno tiene que hacer un esfuerzo. Incluso si esta persona tiene dificultades para orar al principio, si se aferra a la oración, el Espíritu Santo le recordará las cosas y las peticiones por la cuales debe orar. El Espíritu Santo sabe bien lo que necesitamos y Él desea que nuestros espíritus prosperen. Por lo tanto, cuando Él nos ayuda, podemos con facilidad recibir la fortaleza para orar ya que el Espíritu Santo intercede por nosotros “conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:27).
Cuando leemos o escuchamos la palabra de Dios proclamada, El Espíritu Santo también nos fortalece para comprenderla. La Biblia fue escrita por aquellos que recibieron la palabra de dios bajo la inspiración del Espíritu Santo y como el Espíritu de la verdad, El Espíritu Santo conoce la voluntad exacta de Dios. De tal manera, cuando escuchamos los sermones o cuando tratamos de comprender el significado espiritual contenido en los versículos de la Biblia, es mucho mejor recibir la ayuda del Espíritu Santo. Además, el Espíritu Santo puede también iluminarnos en el significado de los sermones o de los versículos bíblicos hablándonos y guiando nuestros corazones.
En Hechos 2, encontramos que Pedro, refiriéndose a las profecías del Antiguo Testamento, testificó sobre cómo las profecías a cerca de la venida y la presencia del Espíritu Santo y de la resurrección del Señor habían sido cumplidas. Pedro pudo comprender las profecías del Antiguo Testamento y valientemente testificarles a ellos porque había sido fortalecido por el Espíritu Santo. Después de esto, Pedro y otros apóstoles permanecieron en la llenura del Espíritu Santo y valerosamente proclamaron al mundo sobre Jesús y sobre el mensaje de salvación.
El momento más perfecto para que nosotros comprendamos la Palabra bajo la inspiración del Espíritu Santo es cuando adoramos a Dios en espíritu y en verdad. “Adorar en espíritu” se refiere a comprender la Palabra de Dios bajo la inspiración del Espíritu Santo. A fin de recibir esa gracia desde lo alto, cada uno de ustedes tiene que “adorar en verdad”. Cuando adoramos a Dios con todo nuestro corazón, voluntad y devoción, Él nos dará gracia espiritual.
Es más, el Espíritu Santo nos recuerda los versículos bíblicos apropiados cada vez que lo considera necesario. En Marcos 13:11, Jesús nos dice, “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad\; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo”. En otras palabras, cuando buscamos propagar el evangelio, visitar hogares de hermanos de la iglesia u ofrecer consejería a nuestros hermanos y hermanas en Cristo, el Espíritu Santo nos recordará los versículos que otras personas tienen que escuchar de nuestros labios y cuando nosotros trabajemos en medio del poder del Espíritu Santo, podremos producir buenos frutos.
El poder del Espíritu Santo no conoce límites. Él nos fortalece para que pensemos siempre para bien y para que nos deshagamos de nuestros pecados. Por lo tanto, cuando recibimos al Espíritu Santo, vivir una vida en Cristo no es difícil. Sin embargo, incluso cuando alguien ha recibido al Espíritu Santo, puede enfrentar dificultades al vivir una vida en Cristo mientras no haya recibido el poder del Espíritu Santo. Esto puede ser comparado a un individuo que trata de “mover” un carro con su propia fuerza, en lugar de “manejarlo” con la ayuda de un motor.
La vida de una persona que ha recibido el poder del Espíritu Santo puede ser comparada a un individuo manejando un carro sin ningún esfuerzo. El poder del Espíritu Santo acorta y facilita una jornada que, cuando se recorre en soledad, es muy larga y ardua.

3. Por medio del Espíritu Santo, podemos comprender incluso lo profundo de Dios

1 Corintios 2:10 nos dice, “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu\; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Aquí, comprender “lo profundo de Dios” es hecho posible con el corazón de espíritu y el corazón de espíritu perfecto (1 Tesalonicenses 5:23). Como Dios es espíritu, nosotros podemos comprender lo profundo de Dios al grado en que alcancemos el corazón de Dios.
Es posible para nosotros transformar nuestro corazón a corazón de espíritu solamente por medio del Espíritu Santo. Así como Jesús nos dice en Juan 3:6, “Lo que es nacido de la carne, carne es\; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”, podemos darle vida al espíritu solamente por medio del Espíritu Santo. En Juan 16:13, Jesús también nos recuerda, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad\; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
Al hablarnos y al guiar nuestros corazones, el Espíritu Santo siempre nos recuerda la verdad y nos dice sobre la buena voluntad que agrada a Dios. Cuando obedecemos al Espíritu Santo en tales momentos, podemos alcanzar el corazón de espíritu. Estaremos entonces alejados del pecado y caminaremos en la luz.
Sacar de nuestro corazón los atributos de la carne es posible solamente por el poder del Espíritu Santo. Los atributos de la carne a los cuales hemos tenido que acostumbrarnos, que se han convertido en parte de nosotros, no pueden ser echados fuera solo con nuestra voluntad y esfuerzo. El poder para destruir completamente los atributos de la carne pertenece al Espíritu Santo. Cuando oramos con intensidad, el Espíritu Santo reduce a cenizas los atributos de la carne.
Los pensamientos carnales y las obras de la carne también desaparecerán según el grado en que los atributos de la carne son destruidos. Un individuo de cuyo corazón un atributo de la carne llamado orgullo ha desaparecido estará en paz con los demás incluso cuando ellos no le sirvan. Él no pensará que las otras personas lo están ignorando, no se sentirá incómodo, ni demostrará sentimientos enfermizos en su hablar. Cuando un individuo echa fuera tales atributos de la carne como el orgullo, será provisto con mucho consuelo y agrado en la vida.
Como el Espíritu Santo escudriña nuestro corazón con precisión, Él nos recuerda sin cesar los atributos de la carne que tenemos que echar fuera y el corazón de espíritu con el cual debemos llenarnos. Las personas que obedecen el consejo del Espíritu Santo pueden rápidamente entrar al nivel de espíritu y de espíritu perfecto. Por esta razón, según el grado de espíritu que alcancemos en nuestro corazón así comprenderemos lo profundo de Dios, quien, incluso en la actualidad, está esperando a que esa última alma, Su verdadero hijo con quien pueda compartir lo profundo de Su corazón, se presente como Su invaluable fruto.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, desde el momento de la ascensión del Señor hasta Su segunda venida, el Espíritu Santo ha estado y está, en persona, cuidando a todos aquellos que creen en Dios y guiándolos al cielo.
Pueda cada uno de ustedes estara agradecido con Dios por habernos enviado al Espíritu Santo, deseando Su ayuda rápidamente llegaran al espíritu y al espíritu perfecto con el poder del Espíritu Santo.
¡Yo oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo! Amén


 

 

 
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